¿En qué momento dejamos de caminar?

Alejandra Marambio, Directora Fundación M.A.P.A.

 

En estos tiempos agitados prima la inmediatez. Queremos llegar del punto A al B lo más rápido posible. Hemos perdido la capacidad de apreciar lo que existe entre los puntos; buscamos la línea recta y dejamos de practicar la deriva. Nos falta detenernos en nuestro andar para observar. Habitamos ciudades que no conocemos, que no hemos recorrido, que nuestra planta del pie no ha leído.

Para diseñar ciudades hay que poder ver y entender que necesitan. El caminar en estos tiempos es una acción casi rebelde, una acción que nos despierta. Recorriendo las ciudades a pie uno se sorprende, aparecen nuevas lecturas. Nos encontramos con patrimonio material, árboles antiguos, nalcas jurásicas, humedales escondidos, y patrimonio inmaterial, las historias de los vecinos y las vecinas que saben que el agua es lo que da vida a la biodiversidad de nuestra ciudades.

Al caminar las ciudades aparece la naturaleza urbana, fragmentada, pero resiliente. A primera vista, el ojo inexperto, apurado, no ve el tejido del agua. Hay pistas como la vegetación de humedad, retazos de infraestructura que canaliza, fauna que se posa a beber, pero es por medio del caminar que empezamos a reconocer las rutas del agua.

Como Fundación M.A.P.A. hemos generado alianzas con Fundación Plades, Patagua, PTI Lago Llanquihue Destino Creativo y FiiS Patagonia, entre otros actores para el Proyecto Camina(torios) del Agua. Este proyecto busca generar un nuevo modelo de relación entre la naturaleza y la ciudad a través del caminar. La acción de caminar pasa a ser una investigación, un ritual, una meditación (Solnit, Wanderlust, 2000).

El objetivo del proyecto es visibilizar y poner en valor los cursos de agua de la ciudad de Frutillar. Los ecosistemas urbanos dependen de los ciclos hidrológicos y M.A.P.A. quiere fomentar la protección del patrimonio natural. Por eso nuestro foco es el agua. Caminar es el primer paso para conocer nuestro entorno. Mapear los paraderos del agua se vuelve una herramienta de diseño para fortalecer nuestro imaginario local y aportar a la construcción de ciudades sostenibles.

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